Menfreya al amanecer by Victoria Holt

Menfreya al amanecer by Victoria Holt

autor:Victoria Holt [Holt, Victoria]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 1965-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo 06

Los días se habían tornado irreales. No podía creer que estuviera sucediendo todo eso. Me venían escenas a la mente, como cuadros horrorosos pintados por un loco. Veía las caras de Polden, de la señora Trant y los criados: asustados, llenos de horror, pero también de gusto. Ésa era una tragedia como las que se leían en los diarios ¡y ellos estaban en el medio!

Se decía que mi madrastra había sido envenenada. Habría una investigación; entonces se sabría con certeza, se descubriría por qué había muerto y quién era el responsable.

Tía Clarissa me convocó a la biblioteca. Parecía haber envejecido varios años desde la discusión de esa mañana por el satén bordado en oro.

—¡Esto es espantoso, Harriet!

—Sí, tía.

—Dicen que ha sido una sobredosis de alguna droga, es terrible. Será un escándalo. ¡Y en plena temporada! Podría ser un desastre, un verdadero desastre.

—¡Vaya! —dije. Y me alarmé al oír que mi voz se quebraba en risas—. ¿La temporada?

—No sé de qué te ríes. —La pobre tía Clarissa, que no tenía sensibilidad propia, tampoco sabía reconocerla en los demás—. ¿Quién querrá tratos con una familia vinculada con semejantes escándalos? Esto será fatal para nuestras esperanzas. No podría haber sucedido en peor momento.

—No podría haber sido peor en ningún otro momento —dije—. Ella ha muerto, tía. ¡Ha muerto!

—No grites, que te oirán los criados. Bastante han de estar ya hablando de todo esto. En verdad, Harriet, creo que no deberías quedarte aquí. Si no estás en mi casa no nos relacionarán tan directamente con el asunto, ¿comprendes? Sin duda se mencionará que era la esposa de Edward. ¡Ay, cómo pudo cometer ese disparate! ¡Él, que era siempre tan prudente! Salvo en este caso. Cegado por esa mujer horrible… Aunque haya muerto, debo decirlo… En seguida de faltar él, ella va y se mata… o peor aún: se hace matar por alguien.

Al escuchar aquello sentí que me alborotaba.

—¿Me estás expulsando, tía? —pregunté.

Como ella no respondió, dije:

—Me iré a primera hora de la mañana.

Esa noche estaba exhausta, pero apenas pude dormir; una y otra vez despertaba aterrorizada por las pesadillas. Me alegró ver la luz del amanecer.

La criada que me trajo el agua caliente me miró con curiosidad. Yo estaba relacionada con una tragedia: muerte súbita, suicidio… o asesinato.

Me bañé y me vestí con mucha lentitud, retrasando el momento de partir. ¡Qué extraño, que deseara quedarme en casa de mi tía, cuando había ansiado tanto abandonarla! El hecho de que ya no fuera así aumentó mi desolación. Nunca en mi vida me había sentido tan sola, tan insegura, tan temerosa del futuro.

Una de las criadas tocó a mi puerta y entró.

—Se la requiere en la biblioteca, señorita.

Asentí con la cabeza y fingí observarme en el espejo, acomodarme el pelo, para que ella no me viera la angustia en la cara.

Ya no podía retrasarme más. Tenía la maleta preparada y estaba lista para partir. Suponía que era tía Clarissa quien me esperaba en la biblioteca, para decirme que yo debía irme por el bien de todos y que había mandado venir el carruaje en diez minutos.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.